«Juan vive en una hermosa burbuja de cristal. Desde allí se siente seguro y puede ver a las demás personas sonreír y ser felices, pero también ve como sufren y lloran. Allí está calentito y no corre riesgos. A menudo sueña en salir de su burbuja y acercarse a los demás. Juan a veces se ha enamorado, pero nunca ha encontrado a nadie en quién confiar tanto como para romper el cristal que se interponía entre ellos. Las relaciones se forjan cuando dos corazones se unen, y el cristal de su burbuja lo impedía, así que nunca funcionaba, a veces lo dejaban y otras veces se iba él. Eso sí, tampoco sufría en exceso. La burbuja era su salvadora y a la vez su carcelera. Hasta que un día, Juan asumió el riesgo y salió. Lo primero que noto era el aire fresco en su piel, la tenía tan sensible que sintió dolor. Sintió el mayor dolor que ha sentido nunca, tanto tiempo protegido, y ahora el aire exterior le dolía. Pero sostuvo ese dolor, no sin antes arrepentirse de haber roto su burbuja. Al ratito salió el Sol y su piel se bañó con esa luz calentita provocándole el mayor placer de su vida. Sin la burbuja Juan se dio cuenta que sentía el aire más frío, pero también el Sol más caliente.»
Todos tenemos una parte de Juan en nosotros. Algunos hemos vivido mucho tiempo en nuestra burbuja y otros siguen en ella. Esta protección fue necesaria en un momento dado, pero con el tiempo pasa de ser nuestra salvadora a convertirse en una carcelera que nos impide acercarnos a los demás y descubrirnos a nosotros en contacto con otras personas.
Vivir en la burbuja te va a evitar dolor y decepciones. Pero allí dentro va a ser imposible que vivas la vida con mayúscula, que sientas verdadera alegría y te puedas acercar a los demás. Evitará que descubras la verdadera confianza en el otro. Pero para romper esa burbuja necesitas valor, coraje para sostener el dolor y las decepciones que te encontrarás. Es un camino difícil, pero no conozco nadie que haya dado marcha atrás.
¿Sientes miedo? Normal, como dijo Nelson Mandela, «valiente no es el que no siente miedo, sino el que lo conquista».
Así que, ¿estás dispuesto a sostener mayor dosis de dolor y decepciones a cambio de una vida más plena, intensa y feliz?