¿Miedo a que no nos amen o a amar? Mientras tememos conscientemente no ser amados, el temor real, aunque habitualmente inconsciente, es el de amar. Amar significa comprometerse sin garantías, entregarse totalmente con la esperanza de producir amor en la persona amada. El amor es un acto de fe, y quién tenga poca fe también tiene poco amor.
Cuantas veces te has sorprendido en una relación, esperando a que el/la otro te ame más para poder soltarte y compartir. Fíjate porqué aquí te está dominando el miedo y tu atención está en el otro, no en ti. El miedo a sufrir nos conduce directamente al sufrimiento. Si en cambio apostamos por el amor, independientemente de lo que haga esa persona, yo me concentro en amarle, alejo el sufrir, ya que cuando quiero de verdad, las expectativas hacia el otro desaparecen, sólo quiero su bien, igual que el mío. El amor hacia los demás, sólo puede nacer desde el amor hacia mí mismo.
No hay nada que lleve más a un niño a la experiencia de lo que son la felicidad, el amor y la alegría,- explica Fromm (2006) – que el amor de una madre que se ama a sí misma.
Fragmente del curso «Ábrete al amor»