La herida de ese niño que no ha sido visto de pequeño y acumula rabia. Le gustaría decir «yo estoy aquí, yo también existo», pero sintió que no era importante, que no era visto. Sus padres no podían verle porque ni tan siquiera podían verse a ellos mismos. Ese niño se rinde frente a la situación, deja de mirarse también él y se centra en lo correcto y lo incorrecto, las normas le dan seguridad e intenta convertirse en alguien perfecto, albergando la posibilidad de que algún día lo vean, acumulando enfado silenciado. Querido niño, ahora, verte o no depende de ti. ¿Puedes mirarte?
Niño, mírate

Isaac Palomares
Psicólogo sanitario (número de colegiado 24.677) y tengo una experiencia de 15 años dedicándome a la relación de ayuda. También estudié coaching y periodismo.
Escucha mi Podcast
También puedes escribirme:
info@isaacpalomares.com
722.27.05.06 (Whatsapp)