¿No has sentido en la noche,
cuando reina la sombra
una voz apagada que canta
y una inmensa tristeza que llora?
Gustavo Adolfo Bécquer
Por fin ha llegado el otoño. Los árboles están empezando a quedarse sin sus hojas. Las calles, en otro momento llenas de niños corriendo y personas riendo, cada vez están más vacías. Parece que el estado de alegría asociado con el verano se está yendo. Entramos en una estación de recogimiento, de encuentro e intimidad con los más cercanos y con uno mismo.
Mi amiga Alma me decía que en su Centro de yoga (Centre Shanti) están trabajando la emoción de la tristeza, aquella que asocian con esta época del año. Inspirado por ellos hoy he decidido dedicar el artículo a este sentimiento.
La tristeza no es una emoción fácil de manejar. ¿De qué manera puedo dejarla sentir sin evitarla y sin qué me arrastre?
La evitación
Hay personas que la evitan a toda costa, la temen, pero al no dejarse sentir, renuncian a uno de los procesos básicos de su salud emocional. La tristeza es necesaria para cerrar la puerta a aquello que se ha ido, a lo que ya no está. Es la emoción que te permite hacer presente la ausencia. Y sólo puedes aceptar aquello que sientes que ya no está, por lo tanto, sólo puedes aceptar aquello que has llorado.
Algunas personas vienen a la consulta sosteniendo mucha tristeza pero sin ser capaces de expresarla. Temen que si lo hacen, empezarán a llorar y no pararán jamás. Eso nunca es así. La tristeza tiene su proceso, si la permites transitará y se irá. A estos pacientes suelo ponerles de deberes que se dejen sentir, al tiempo se dan cuenta que su peor presagio, quedar instalados en la tristeza, no se cumple. Si te dejas sentir el sentimiento, después de cumplir su función se irá. No vas a caer en una depresión, ya que el origen de este estado tiene que ver más con la falta de motivación que con las emociones. En la tristeza hay motivación, está puesta en el llanto de lo perdido.
Después de llover puede volver a salir el Sol. La tristeza no te va a matar, lo que te va a dañar es todo el esfuerzo que haces para evitar que salga.
Dejarte arrastrar
La tristeza es aquello que más te une a lo perdido. Una relación, una persona o una época. Estar en esta emoción te permite sentirte enganchado a lo que no quieres dejar ir. Por eso, hay personas que incluso prefieren sentir esta emoción antes que aceptar que lo que se fue lo hizo para siempre.
Al dejarte llevar por la tristeza evitas recibir lo nuevo, lo que está por llegar. ¿Qué pasaría si te despidieras definitivamente de lo que nunca volverá?
Si no transitas la tristeza no cierras la puerta a lo que se ha ido y si no sales de la tristeza tampoco. Es como si te quedaras en medio, con la puerta entreabierta. Si no lo miras, tampoco ves su ausencia y por lo tanto no puedes aceptar que ya no está. Si te instalas en la tristeza, mientras lo lloras, lo sientes cerca, si sales de ella, definitivamente habrás pasado página, te habrás despedido.
Te animo a que te permitas sentir la tristeza y llorar aquello que se fue, para a continuación soltar, igual que hacen los árboles con las hojas en otoño. Sueltan lo que fue y se preparan para florecer de nuevo.