Mi fe en ti…

Hizo de ella una religión

y de su cuerpo la oración.

#nanorrelato

Eva acaba de conocer a una persona que presiente que será importante en su vida. La relación acaba de empezar, la conoce muy poquito pero ha decidido depositar su confianza en ella.

Igual que Eva, por fuerza, al iniciar una relación todos ponemos nuestra confianza en el otro. Tal y como dice Luz Casal «pongo mi confianza en tí, tu no me dejarás, nunca me traicionarás».

¿Pero se trata de confianza? ¿Puedes tener un acto de confianza con alguien a quién apenas conoces en ese contexto? Desde mi punto de vista, esta actitud está más relacionada con la fe que con la confianza.

Cuando iniciamos una relación ponemos en marcha un acto de fe. La fe es un convencimiento íntimo de que existe algo que ni tan siquiera sabemos si es real. Al iniciar una relación de amor o de amistad con alguien depositas tu fe en la presunta bondad de la otra persona, en las ganas de fidelidad del otro o en que también quiere iniciar algo contigo. Aún no tienes pruebas para saber si puedes confiar, por eso es un acto de fe. Algo que involucra más a tu alma que a tu mente.

En cambio, la confianza es un acto más mental. En base a como esa persona se ha comportado contigo tu predices como lo hará en un futuro, si coincide con tus predicciones la confianza se fortalecerá y sino esta se convertirá en sospecha y desconfianza.

La fe es maravillosa para iniciar una relación. La falta de fe te va a impedir acercarte a personas nuevas, a explorar nuevos mundos junto a otros. No hay problema en un exceso de fe al inicio ya que esto te va a dar la posibilidad de entregarte. Algunas personas han perdido la fe en los demás, y eso es terrible para ellas, ya que les impide iniciar nuevas relaciones y descubrir que la mayoría de gente es confiable.

También hay gente que desarrolla la fe en que las personas son malas y dañinas. Esto no está basado en la realidad, sino en relaciones anteriores, por eso, no es un acto de desconfianza, sino de fe en la creencia de que la otra persona va a ser dañina. La fe es muy poderosa y puede acabar convirtiendo una creencia en realidad. Si te acercas a los demás desde la fe de su maldad es posible que te encuentres con este tipo de personas que refuerzan esa creencia inicial.

Una vez ese vínculo ha avanzado, deja de poder sostenerse por la fe y aparece la confianza. Esta es una cualidad absolutamente necesaria para mantener esa relación. Cuando la fe persiste más allá del período inicial, acabamos viviendo en una relación basada en las expectativas, en la fantasía. La fe se tiene que ir transformando poco a poco en confianza.

En ese momento descubres la manera de relacionarse del otro y tu puedes expandirte, con tus virtudes y defectos, provocando que el otro desarrolle una confianza basada en descubrir tanto lo que tu vas a ofrecer como lo que no. Entonces, vuestras almas empiezan a conectarse y puede surgir el amor real. El amor romántico o el amor desde la amistad, en función de la relación que estés construyendo.

De modo que para poder desarrollarte en el vínculo con el otro necesitas que tu alma emane fe, fe en las personas y en su bondad, fe en ti y en tu bondad. Eso permitirá que de tu mente emane la confianza suficiente para saber en qué cosas vas a poder contar con la otra persona y en qué modo. De esta manera, habrás creado la protección suficiente para que tu corazón pueda abrirse con el otro y desprender todo el amor que desee.

De lo contrario, con falta de fe en los demás no vas a iniciar ningún vínculo. Y si tienes fe en la maldad del otro, vas a iniciar un vínculo para demostrar que no se puede establecer la confianza, ya que vas a poner atención a todo aquello que esté acorde con tu creencia de que el otro actúa con maldad. Y en este contexto, obviamente, ningún corazón se abre.

¿Y si tengo fe y luego la persona me falla? Para eso está la creación de confianza. Si después de depositar tu fe ves, con los actos del otro, que no puede generarse confianza lo mejor es despedirse y agradecer lo vivido en conjunto. Aparecerá alguien más, si tienes fe será sencillo.

Seguro que te has preguntado, ¿por qué hay gente tan sociable y gente que no consigue crear redes de sociabilidad? Es una simple cuestión de fe.

¿Cuál de los tres puntos es más difícil para ti? ¿La fe, la confianza o el amor en el otro?

Más en mi libro «El viaje de Hermes«.

Isaac Palomares

Psicólogo sanitario (número de colegiado 24.677) y tengo una experiencia de 15 años dedicándome a la relación de ayuda. También estudié coaching y periodismo.

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