Todos estamos rotos, ¿y qué?

En la última temporada de “Cómo defender un asesino” el personaje protagonizado por la maravillosa Viola Davis (Annalise Keating) tiene una cita con un hombre y, para advertirle, le dice:

  • Estoy rota por dentro.

A lo que él responde:

  • Todos estamos rotos por dentro.

Ella intentaba alejarlo dandole por sentado las dificultades con las que, internamente, lidiaba a diario. Y me encantó la respuesta de él; tanto que decidí escribir el artículo de esta semana sobre esto.

En mayor o menor medida todas las personas hemos sido rotas. Algunas en la infancia, otras más adelante y otras, incluso antes de nacer. Sea como sea, nadie abandona la adolescencia sin una rotura.

Hay pequeños desgarros y también auténticos destrozos. Almas más resistentes y almas más vulnerables. Todos llevamos a cuestas heridas que un día sangraron, parte de nuestro ser más debilitado. Heridas que nos hicieron, nos hicimos o nos dejamos hacer.

Sabes perfectamente, como yo, que hay una zona de tu alma especialmente sensible. Una zona dolorida, resquebrajada porque una vez alguien tocó lo que no debía, o tú, fruto de la inexperiencia expusiste parte de tu vulnerabilidad a alguien con poca sensibilidad. 

Y tienes que aprender a convivir con esa rotura. Cuando miras a tu alrededor ves las corazas que los demás han puesto para no ser descubiertos en sus propias heridas. Todos hacemos lo que podemos para seguir adelante a pesar de esas roturas. Y entonces, como Analise Keating, te crees que solo tu estás rota, que a los demás no les ocurre nada. Pero todos estamos hechos triza. 

Y, ¿sabes qué pasa? Que no pasa nada, o si pasa, no pasa nada porque pase. Duelen, escuecen, y a veces podrías gritar – en silencio, siempre, en silencio – pero sigues viviendo porque en el fondo, la vida vale la pena. 

Y para mí, aquí esta la clave. La rotura no puede ser excusa para dejar de vivir. La vida siempre puede abrirse camino haya pasado lo que haya pasado. ¿Eres capaz de permitir la expresión de la vida a través de ti? ¿A pesar de la rotura?

Llora

Enfádate

Grita

Y luego, 

Sécate las lágrimas

Relaja los músculos

Y sonríe.

Pero no esperes a que el dolor se apacigüe, no esperes a que todo esté bien y tu estado de ánimo sea estable, porque no se trata de dejar de sentir el dolor sino de vivir a pesar del dolor o los dolores, y de vez en cuando olvidarte de que forman parte de ti mismo. 

Como oí decir a un profesor que tuve, «si tu paciente piensa que la vida es una mierda, que lo siga pensando, no le convenzas de lo contrario, anímale a ir a la fiesta a pesar de pensar que la vida es una mierda» Y acabará disfrutando de esa fiesta.

El dolor nunca es un obstáculo para la alegría, sino parte de la vida. Y aquí es donde aparece el mayor sufrimiento. Cuando crees que no debería existir el dolor o que algún día todo se arreglará. Quizá no se arregla nunca, pero habrá un día que no te importará que no se haya arreglado. 

Con este artículo solo me gustaría hacerte compañía, acunarte con mis palabras y que sintieras mi propia compañía. La compañía de un psicólogo, a veces loco y otras cuerdo, que también ha sido roto y reparado y tiene el alma llena de tiritas. De alguien que como tú, ha vivido y quiere seguir viviendo.

Solo una cosa más, estar rota por dentro no puede ser la excusa para romperle la vida a nadie, y menos a ti.

Te abrazo,

Isaac Palomares

Psicólogo sanitario (número de colegiado 24.677) y tengo una experiencia de 15 años dedicándome a la relación de ayuda. También estudié coaching y periodismo.

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