Que pesada la autoestima

Morimos por amarnos, o quizá morimos por que alguien nos ame más allá de lo que somos capaces de hacerlo nosotros mismos. Quien dice alguien, dice mucha gente. Cuanta más gente ame tu cuerpo, tu forma de moverte o tus pensamientos, más correcta serás, más merecerás seguir viviendo.

La autoestima es una cárcel. El amor se convierte en un bien de consumo que podemos cuantificar cuando deseamos querernos más, tener más autoestima. 

Es habitual que en consulta alguien me diga que tiene la autoestima baja y que le gustaría quererse más. Me miran como si yo tuviera una varita mágica capaz de conseguir que de golpe se amaran más. 

A mí me parece que el concepto de la autoestima está caducado. No es la cantidad del amor que tienes hacia ti lo que te dejará tranquila, sino la calidad de él. No es más autoestima lo que necesitas, sino sencillamente un poco de amabilidad con lo que te gusta y lo que no te gusta de ti.

Es posible que haya partes de tu cuerpo que no te gusten. Es más, es posible que nunca consigas que te gusten, ni tan siquiera puedas aceptar esas partes de tu cuerpo. Pero tendrás que convivir con ellas. Así que solo puedes tratar de ser amable con esas partes de tu cuerpo, e incluso con la parte de ti que no las acepta. Puede ser una parte de tu cuerpo, o una parte de tu personalidad, eso da igual. Ambas son parte de ti.

¿Sabes qué ocurre? Que cuanto más intentas amar esas partes, más crece el rechazo. No pasa nada por que haya cosas de ti que no te gusten, no tiene que gustarte todo. Tu quieres a tu hijo, o a tu pareja, y sabes que hay cosas de ellos que no te gustan, ni de su físico ni de su personalidad, pero los amas igual. El amor no tiene condiciones, es una energía de acercamiento sin más.

Una más de las grandes mentiras actuales es pensar que algún día podrás llegar al equilibrio de quererte por completo, amar de ti hasta lo que ahora no te gusta. El bienestar no va en esa dirección, va con la capacidad de aprender a convivir con tu grasa, tus arrugas, tus tamaños, tu personalidad, tus ignorancias y tu mierda. Sí, porque también anida en ti sombra, mal rollo y cosas que decepcionan. En mi también, solo que en redes sociales es más difícil de ver. ¿Y qué? Todo esto también soy yo, aquellas partes de mi cuerpo que no me gustan y mi incapacidad para amarlas y aceptarlas. Incluso a veces, la dificultad de aceptar el amor que tú me das, porque cuestiono, que a ti pueda gustarte lo que a mí no me gusta de mí.

Pero así es, a veces a ti te gusta lo que yo detesto de mí, y yo anhelo eso que tu rechazas de ti. A veces en el otro es bonito lo que en mí me parece feo. A veces, amarte a ti es más fácil que amarme a mí. Pero esto puede ser un camino bonito a andar. Acercarme a ti, a veces es la mejor forma de acercarme a mí.

Y mientras, voy a vivir como pueda. Voy a seguir mirándome en el espejo, a veces viéndome guapísimo, y otras feo. Voy a seguir haciéndome mil fotos para verme bonito en una sola. ¿Y sabes qué es lo que más tranquilo me deja de todo esto? No obligarme a quererme más. A veces me autoestimo, y otras me autodestruyo. Ambos soy yo, y con ambos voy a convivir toda mi vida.

Te abrazo,

Isaac Palomares

Psicólogo sanitario (número de colegiado 24.677) y tengo una experiencia de 15 años dedicándome a la relación de ayuda. También estudié coaching y periodismo.

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