Me encantan las personas y me gusta ver aquello bueno que nace de forma natural en ellas
Cuando alguien me dice que tengo una profesión difícil y que debo cargar con mucho dolor siempre contesto que mi profesión es preciosa porque soy testigo de los cambios que se producen en los pacientes. Así que no solo veo problemas, también veo felicidad, alegría y superación. Y esto es maravilloso.
Trabajo desde mis inicios con la relaciones, dentro y fuera de la familia, y la comunicación, aportando calma dónde antes había tensión o dificultad. Hace unos años conocí al Dr.Albares que fue mi mentor en el descanso, desde allí aporto calma mental para reducir la ansiedad y mejorar el sueño. La exigencia y el juicio generan dolor interno, con la amabilidad, el mindfulness y la autocompasión aporto calma en el corazón.
Trabajo desde diferentes perspectivas terapéuticas que integro para que la persona que está conmigo pueda aprovechar la aportación de todas ellas: terapia humanística, terapia cognitivo-conductual, terapia de aceptación y compromiso, terapia integral y mindfulness y autocompasión. Estoy colegiado en el COP de Cataluña con el número 24.677.


Para trabajar la calma a veces tengo que ponerte un poco en apuros con ejercicios y pequeños experimentos en tu vida cotidiana, pero siempre desde la ternura, el juego y el sentido del humor.
Trabajo con el presente aportando herramientas y recursos para afrontar el día a día. Lo que molesta hoy hay que trabajarlo hoy, el ayer quizá influye – y a veces lo trabajaremos – pero sin olvidar que la dificultad está en el presente.
Una vez, una compañera me dijo: “es extraño oír tantas risas que provienen de la consulta de un psicólogo”. El sentido del humor es un importante elemento para coger distancia con las dificultades. Si vienes, a veces llorarás y otras reirás, una sesión es como la vida misma, imprevisible.